Las relaciones adictivas se tornan dependientes, obsesivas y demandantes. La droga del amor te hace falta y de lo contrario, caes en periodos de abstinencia: sufrimiento, una búsqueda implacable, querer controlar a tu pareja, lo que hace, lo que dice, con quién está, cuáles son sus pensamientos y sentimientos más profundos. Tu sufrimiento te lleva a ahogar a tu pareja, pero tu también caes en la borrachera del amor.
Todos necesitamos a nuestras parejas. Los seres humanos requerimos del amor y de la pareja: de su presencia, de su reconocimiento, de sus detalles. Pero depender y apegarse a la pareja de un modo enfermizo, eso es adicción. Pero no al amor, no a la pareja, sino que encubre un terror a la soledad y a responsabilizarme de mi vida.